Los estudios sobre infraestructura eléctrica y de conectividad en Colombia se han limitado a la evaluación acerca del uso de dotación tecnológica, la cantidad de equipos, la población impactada y los puntos conectados en diferentes regiones del país.
Sin embargo, más allá podría existir una alternativa que sólo a partir de la indagación académica, el análisis de resultados y la apertura a nuevas propuestas hará posible un apalancamiento a la educación del país.
Se discute la viabilidad de una transición hacia un modelo de consciencia social tecnológica, donde se toquen fibras tan amplias de una realidad contextualizada que las instituciones educativas, con sus actores involucrados, puedan ser partícipes de una construcción colectiva de visión renovada sobre el uso de sus componentes.
Esa socialización tiene un punto de partida y es el estudio de caracterización realizado por la Línea I+D en Informática Educativa de la Universidad EAFIT en 103 de las 200 instituciones educativas intervenidas por el Plan Nacional Colegio 10 TIC durante 2016, donde se evidenciaron malas prácticas en temas de electricidad y conectividad que ponen en juego la vida e integridad de diferentes personas.
Esto, además de significar un riesgo inminente, también impacta directamente en los procesos formativos del aula de clase y depende, entre muchas cosas, de generar o no ambientes propicios para el aprendizaje.
Para Juan Felipe Martínez, líder de tecnología, existe una mezcla de factores que llevan a que los resultados en educación no sean fáciles de obtener como el modelo educativo lo plantea. “La realidad de Colombia es diferente porque tenemos un rezago en infraestructura tecnológica de unos 15 0 20 años aproximadamente. Hay instituciones a las que se ingresa y son un viaje al pasado. Allí no funcionan soluciones temporales, hay que transformar el modelo”, afirma.
La radiografía del estado de la red eléctrica, conectividad y parque tecnológico realizado por el equipo de tecnología de la Línea no es un inventario de las instituciones educativas.
Por el contrario, busca identificar el nivel de daño y deterioro de algunas tecnologías que hacen parte de los procesos de enseñanza y aprendizaje del Plan Nacional Colegio 10TIC y que dan luces sobre la futura intervención en dichos espacios.
“Tenemos una responsabilidad cada vez mayor con la infraestructura que construimos y no solo es atribuible al Estado; sino a toda la comunidad educativa”.
Mejorar la relación entre ser humano e infraestructura
Un primer paso era comprender el estado real de las instituciones educativas para así proponer estrategias fieles al contexto escolar y eficientes en temas de apropiación por parte de las comunidades impactadas.
El criterio, como menciona Juan Felipe, “no es llenar de tecnología, sino de aprovechar los criterios mínimos de ingeniería y gestión de recurso para generar condiciones de consciencia y auto cuidado en los espacios”.
Se espera, entonces, propiciar una transformación paulatina en las instituciones educativas intervenidas por Plan Nacional Colegio 10 TIC a partir del empoderamiento de los actores en la construcción de protocolos, la identificación de personal capacitado para atender solicitudes y la recolección de evidencias sobre el estado y evolución de la infraestructura; en miras de asegurar buenas prácticas en los establecimientos escolares y prevenir futuros riesgos en materia eléctrica y tecnológica.
La generación de capacidad instalada es fundamental para lograr que los espacios y equipos de trabajo escolar dejen de ser concebidos como meras herramientas tecnológicas, para convertirse en zonas de hábitat que dignifiquen los procesos de enseñanza y aprendizaje.
“El boom tecnológico cogió a muchas comunidades por sorpresa y la evidencia es que continúan los vacíos de conocimiento en materia de tecnología y conectividad”.
Prácticas para hacer de los ambientes de aprendizaje lugares más seguros para la educación
Los componentes eléctricos y de conectividad son importantes para apalancar la educación en el país. Tomar en cuenta todos los factores que inciden en su correcto funcionamiento mejoran la relación que los seres humanos tienen con su hábitat y por ende dignifican el proceso de enseñanza y aprendizaje.
La responsabilidad no es exclusiva de entes territoriales, universidades o proyectos externos; sino también de estudiantes, docentes, padres de familia y directivos docentes quienes a través del sentido de pertenencia hacen de su institución educativa un mejor lugar para el aprendizaje.
¿Cómo hacerlo?
- Empoderando a la comunidad educativa sobre la importancia del cuidado a la planta física de la institución educativa.
- Identificando personas aptas para realizar seguimiento y detectar situaciones que requieran internención oportuna en materia eléctrica o en conectividad.
- Generando protocolos de mantenimiento y mejoramiento de las redes preventivos; en beneficio del buen desempeño de la infraestructura tecnológica del plantel.
- Registrando minuciosamente los procesos de intervención eléctrica o de conectividad, con el fin de recoger las evidencias suficientes que puedan ser útiles para futuras intervenciones.